El regreso a la rutina siempre representa un desafío, especialmente después de un largo periodo de vacaciones, como es el caso de los niños. Para aquellos con discapacidad intelectual o autismo, este retorno a la escuela puede ser aún más complicado. Las rutinas son beneficiosas para su bienestar y desarrollo, pero retomarlas después de un largo descanso puede ser un desafío, especialmente en las primeras semanas.
Las personas, independientemente de si tienen discapacidad o no, pueden tener dificultades para adaptarse a los cambios. Los cambios predecibles, como el regreso a la escuela, no garantizan que estemos preparados para enfrentarlos con calma. Esto es aún más cierto en el caso de los niños con discapacidad intelectual.
Para ayudar a los niños a adaptarse al regreso a la escuela, es esencial trabajar desde el hogar y la escuela para minimizar el impacto y facilitar el período de adaptación. Esto dependerá de cada niño y su situación particular.
Preparación y planificación desde el hogar son clave, especialmente si el niño tiene discapacidad intelectual, ya que son más sensibles a los cambios en la rutina. Ajustar gradualmente los horarios, en especial los de descanso y comidas, es fundamental. Además, la preparación psicológica es crucial. Esto implica incorporar gradualmente la rutina escolar en las actividades diarias en casa. Por ejemplo, preparar la mochila, comprar material nuevo juntos, recordar los nombres de los compañeros y profesores. La idea es mantener al niño informado y motivado, convirtiendo este proceso en un momento emocionante.
Para los niños con autismo, Autismo España sugiere repasar los nombres de los compañeros y profesores con los que compartirán actividades. Utilizar material visual, como fotografías, puede facilitar la adaptación al entorno escolar.
Si es posible, mostrar al niño el colegio, los espacios donde realizarán actividades, el lugar donde se sentarán en clase y donde guardarán sus materiales, puede ayudar a reducir la ansiedad.
Es importante que los niños se sientan apoyados y preparados para participar en interacciones sociales y comunicativas, incluso aquellos que necesitan sistemas de comunicación alternativa.
Si el niño muestra resistencia a volver a la escuela, se necesita paciencia y anticipación. Es fundamental abordar sus preocupaciones y proporcionar tiempo y espacio para que puedan asimilar y regular sus emociones.
La adaptación al nuevo curso y la vuelta a la rutina deben llevarse a cabo en casa y en la escuela. Los profesores deben conocer las necesidades de cada niño y crear un entorno acogedor y amigable. La flexibilidad y la paciencia son esenciales, ya que el proceso de adaptación puede variar en duración según las dificultades individuales y las barreras encontradas.
En resumen, preparar a un niño con discapacidad intelectual para el regreso a la escuela implica una planificación gradual, apoyo emocional y colaboración entre el hogar y la escuela. La adaptación puede llevar tiempo, y la clave es ser flexible y paciente para que el niño pueda ajustarse y encontrar su ritmo.